La Tierra origen de los Vinos : el Suelo

Ribera del Júcar. La planicie que compone la tierra origen de la Denominación, se encuentra situada a 750 metros de altitud, lo que produce un grado de humedad del suelo que, unido a un régimen adecuado de fertilización orgánica y mineral, a un programa eficiente de producción agrícola y a los estudios realizados sobre la adecuación de las distintas variedades locales e importadas , optimiza el aprovechamiento de un suelo ideal para el cultivo de la vid. Una de las características más importantes de estos suelos, es su composición. Geológicamente, los materiales más abundantes en esta comarca son arcillas de tipo arenoso, margas, areniscas y calizas correspondientes al Terciario , sobre los que se asientan cantos y gravas del periodo Cuaternario.

La existencia dentro de la composición del suelo de Teatinos de estos cantos y guijarros en la superficie de su terreno, favorece el drenaje del suelo y permite que el agua de lluvia o de riego en su caso, se filtre hasta llegar a las arcillas, que ofrecen buena retención del agua en el subsuelo. Esto provoca una gran acumulación de humedad dentro del sistema en el terreno, aprovechado por la planta en épocas de escasez.


La Tierra origen de los Vinos : el Clima

Ribera del Júcar. Una de las bondades de ésta zona, que la convierten en idónea para el cultivo de la vid, es la existencia de un microclima. 
La característica más influyente en este microclima, es la sierra que flanquea la zona norte de la comarca, conocida como la sierra de la Muela. Dicha cordillera, hace de barrera natural en la zona Norte, impidiendo la entrada de vientos fríos que puedan comprometer las cosechas. En la zona Este, existe otra barrera natural : El río Júcar. El río evita la propagación de las heladas de convención, reduciéndolas considerablemente. 
Sobre la comarca, también ejerce una importante influencia meteorológica el embalse del municipio de Alarcón, así como importantes masas de pinar que pueblan la zona.

La temperatura media anual de la zona, que se incluye en la denominación de Ribera del Júcar, se aproxima a los 14 grados, con una oscilación térmica de aproximadamente hasta 20,5 grados. Este régimen térmico anual se conoce como templado cálido. La pluviometría media anual se sitúa entre los 450 y los 550 mm y es muy regular a lo largo del año, salvo el período que va de Junio a Septiembre.

El fruto y sus variedades

La conjunción de suelo y clima han convertido a la zona de la Ribera del Júcar en una zona idónea para el cultivo de la vid, especialmente para las variedades tintas. Las variedades que de forma tradicional están asentadas en la comarca son , la Bobal y Tempranillo. Se han cultivado de manera tradicional, en marcos de 3 x 3 metros, en pié franco y conducción en vaso. Posteriormente, y provocado por la necesidad de implantación de nuevas técnicas de cultivo , la evolución de la genética y la implantación de modernas filosofías de fertilización y cultivo, se introducen otras variedades de vid que se incluyen en la denominación como son en tintas: Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Petit Verdot y Cabernet Franc y en variedades blancas, Moscatel de Grano Menudo, Viura y Sauvignon Blanc entre otras.

Las variedades cultivadas dan lugar a vinos en su mayoría, que se tipifican según su grado de envejecimiento. Desde los jóvenes que no experimentan dicho proceso, hasta los que han de pasar una crianza de 24 meses, de los cuales 6 meses permanecerán en barrica de madera de roble francés o americano. Pasando por los denominados «tradición Júcar» que sólo permanecen 4 meses en barrica de roble, seguido de un tiempo variable de afinado en botella.

La vendimia

Nuestro trabajo comienza por el control en campo, realizando seguimientos de madurez en el fruto a partir de comienzos del mes de Agosto. 

En dichos análisis, se valora la concentración de taninos, polifenoles, aumento del nivel de azúcares, reducción de ácidos, estado sanitario, etc. De esta forma, en la última semana del mes de Agosto, comienza la corta de las primeras uvas de la variedad Tempranillo, destinadas a ser la base de los mejores caldos de la Bodega. Los racimos se recogen en cajas abiertas con una capacidad aproximada de 20 Kg, con objeto de no alterar lo más mínimo la calidad en el proceso de vendimia. Posteriormente, comienzan a seleccionarse los primeros Bobales, viñas de 50 años, puestas en pie franco y con una producción menor a los 2 Kg por cepa. De esta variedad obtenemos los primeros rosados y tintos directos, los más apreciados por nuestros clientes. A mediados de Septiembre se generaliza el proceso de vendimia, sucediéndose las variedades hasta llegar a principios de Octubre, época en la que finaliza el corte de los últimos Cabernets.

Producción

En lo referente al proceso de producción, en el momento de recepción de las uvas, se procede a determinar variedad, peso, riqueza en azucar y parámetros de calidad, como pH e índice de podredumbre, todo ello utilizando tecnología de vanguardia como el FTIR, encaminada a realizar elaboraciones de alta calidad. Una vez despalillada y estrujada, pasa a los vinificadores, donde se ponen a macerar los hollejos con el mosto al objeto de extraer aromas, color, taninos, etc. Dicha maceración se realiza utilizando modernos controles de temperatura y remontados automáticos que homogenicen la vendimia. La temperatura de maceración no pasa de 25º C y la duración es variable, ya que el momento de descube se decide a base de catas diarias (mañana y tarde). Una vez descubado, pasa a depósitos más pequeños para que finalice la fermentación alcohólica y comience la fermentación maloláctica. Dicha fermentación tiene una duración variable, situandose en torno a 10 – 12 días. Una vez finalizada, el resultante se clarifica con clara de huevo y se deja reposar hasta el momento del embotellado.